No me recorre, me carcome, quema mi pecho, pudre mis entrañas.
no hay cabida para nada más
no puede haber amor, no puede haber paz.

Envenena mi cabeza, explota en mis ojos,
es como veneno entre mis labios.

Es este mismo veneno el que mata a todos a mi alrededor,
o los ahuyenta, poco a poco somos sólo dos,
esta pesadez en mi pecho y yo.

Me carcome, carcome mis sonrisas,
carcome mis recuerdos,
no hay cabida para nada más...

La vida es un espectáculo de claroscuros.

Mis ojos se cierran y veo los suyos llenos de esa luz que le gusta transmitir.

Va cargada mi memoria de sus historias sobre una niña con un par de abuelos padres que criaron a una mujer noble con corazón coraza.

Mis ojos se cierran y veo los suyos en tonos grises.

La vida la desbordó de historias y la vació de palabras.

Mis ojos se cierran y veo los suyos, expectantes, son los ojos de esa niña que ella misma ha dejado de recordar.

La vida es un espectáculo de claroscuros.

Mis ojos se cierran y no encuentro los suyos.

Busco en mi memoria la luz de sus ojos de niña, no puedo encontrarla, no sé donde está... 
en el fondo como un eco perdido la escucho cantar.

Te recibo con ojos cerrados y manos abiertas.
Con la boca seca y el corazón empapado.

Calma mi sed de experiencias nuevas.

Llena mis ojos de recuerdos, inundame de risas y lagrimas, no importa el orden de los motivos ni el destino de los sinsabores.

Soy hoy frente a ti una página en blanco, sí miras detrás no encontrarás más.

Soy para ti materia moldeable, escríbeme , dibujame, borrame y re inventame.

Soy a partir de hoy, lo que tus sueños escriban sobre mis esperanzas.

Mis manos toman nota de tus detalles,
Como si sacaran fotografías de cada composición que habita en tu cuerpo.

También mis manos te hablan
Y a veces te cuentan secretos,
O te susurran un "te amo" cuando estas distraida.

A veces mis manos te extrañan
Y se sienten ansiosas cuando van perdiendo el recuerdo de tu piel sobre ellas.

Estoy completamente segura que también mis manos se preguntan cómo es que pudieron pasar tanto tiempo sin ti y tu suave tacto.

Suena ridículo, lo sé.

Pero es más ridículo que existan noches como ésta, en que mis manos y yo jugamos a apostar quién extraña más tus labios.

Cierro los ojos, ahí estas.

Inhalo profundamente, ahí está tu perfume.

Estiro mis brazos, te siento.

Por qué todo de ti esta en mi ahora que te has ido?

Por qué tus sonrisas taladran mis oídos ahora que sólo queda tu silencio?

Por qué te siento tan aquí cuando hace tiempo aún estando a mi lado ya te había perdido?

El amor de mi vida

Sé que es el amor de mi vida, 
porque la miro y siento como surgen desde mi estomago burbujas de esperanza, 
como vino embriagante suben hacia mi pecho y explotan para llegar hasta mis labios... 
Pum! Escapan como sonrisas.

Sé que es el amor de mi vida porque roza accidental y ligeramente mi mano con su meñique e inmediatamente mi piel se enciende y mis ojos se iluminan.

 Sé que es el amor de mi vida porque sus labios, tibios, acarician mi mejilla y me doy cuenta que nunca volveré a pasar frío.

Sé que es el amor de mi vida porque no es necesario que se lo repita, 
porque lo sabe, porque esta segura de formar parte de cada una de mis respiraciones. 
Porque no necesita preguntarme qué  pienso o qué quiero hacer, ella conoce la respuesta, 
sabe que quiero seguir viviendo a su lado, 
al lado del amor de mi vida.

 Orquídea.

Tú me matas,
Primero un poco y luego todo el día.

Primero unos minutos, increíbles, 
interruptiblemente eternos; 
ni siquiera sé sí existe esa palabra, 
tendríamos que inventarla para describir la forma en que me matas, 
me llevas al paraíso o a algún ridículo lugar como ese 
y luego me regresas aquí
A tu infierno que me quema por dentro.

Tú me matas, 
con todas esas descargas eléctricas que me dejas en el cuerpo, 
que me atacan todo el día cada vez que te recuerdo.

Me matas con la espera por ti, 
con éste absurdo atardecer que no me provoca más que volver a morir entre tus brazos.


                                              Orquídea